dijous, 8 de maig del 2014

En el cor de la Ruta de la Seda


La fascinació per Samarcanda inspira mil i un relats de viatgers com l'article "Samarcanda, en el corazón de la Ruta de la Seda" de Mohammed Elrazzaz publicat en el número 40 de la revista El legado andalusí que comença així:

Navegando por siete mares, siguiendo una ruta fantasma: “Quien quiera ir a China tendrá que cruzar siete mares, cada uno con su propio color, viento, peces y brisa, totalmente distintos a los del siguiente mar.” Kitab al-Buldan (Libro de los países) del viajero al-Ya’qubi (siglo IX).

Pero las caravanas que llegaban a China por tierra siguiendo la ruta fantasma, conocida como Ruta de la Seda [1], bien sabían que el mero hecho de visitar Samarcanda merece por sí mismo, y justifica, los ocho mil kilómetros que separan China del mediterráneo oriental.

Desde tiempos inmemoriales, Samarcanda ha fascinado a viajeros, peregrinos e, incluso, conquistadores. Alejandro Magno no tuvo que cruzar los mares de Al-Ya’qubi cuando la conquistó en el siglo IV, o mejor dicho, cuando pensó que la había conquistado.

En realidad, fue él el conquistado, y lo reconoció con estas palabras: “Todo lo que he oído de la belleza de Samarcanda es cierto, salvo que es todavía más hermosa de lo que podía imaginar…” llegir més



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